Microexpresiones faciales
Observa los movimientos rápidos del rostro: cejas que se levantan, una sonrisa que desaparece, labios que se aprietan por un momento. Estas microexpresiones duran menos de un segundo y pueden contradecir las palabras. Si aparecen inmediatamente después de una pregunta, indican emociones reprimidas. Las incongruencias faciales repetidas son una señal que no se debe ignorar.
Desalineación entre palabras y cuerpo
Cuando el lenguaje corporal no coincide con el discurso, algo no cuadra. Decir "sí" mientras se niega con la cabeza, o cubrirse la boca mientras se habla, pueden revelar incomodidad. Los gestos llegan tarde en relación a las palabras o parecen rígidos. Esta falta de sincronía está frecuentemente relacionada con una historia poco sincera.
Detalles excesivos o demasiado vagos
Quien miente puede llenar su discurso con demasiados detalles para parecer creíble, o permanecer vago para evitar preguntas. Observa si los detalles cambian cada vez que repite la historia. Pide que cuente los eventos al revés: las versiones inventadas tienden a desmoronarse. La coherencia y estabilidad de los hechos son una buena prueba.
Tiempos de respuesta y pausas
Respuestas muy lentas pueden indicar que la persona está construyendo una historia, mientras que respuestas demasiado rápidas pueden parecer preparadas. Pausas largas, toses y rellenos como "ehm" a menudo ocurren en momentos críticos. También observa la velocidad de la respiración y los cambios en la voz. Un ritmo alterado es una señal, especialmente si es repentino.
Evitar la mirada y la defensividad
No todos los mentirosos desvían la mirada, pero evitarla junto con los brazos cruzados y una postura cerrada es una señal de alerta. Quien miente puede ofenderse, cambiar de tema o atacar para desviar la atención. Las preguntas simples reciben respuestas excesivamente formales o complicadas. Si aparecen varios señales juntas, es prudente profundizar.